La energía que somos

¿Hemos hablado ya de que todo es energía, de que somos energía? Si habéis leído algo de filosofía o tradición oriental, habréis leído frases similares a esta: «este mundo en realidad es una proyección, una ilusión, Maya, que no existe como lo vemos». No es algo fácil de entender, porque realmente vemos el mundo a nuestro alrededor formado por objetos sólidos, contra los que chocamos, a los que podemos tocar y trasladar de sitio. Nos vemos y nos tocamos a nosotros mismos, y somos sólidos también. Sin embargo, los sabios de todas las épocas nos dicen que eso es una ilusión y que todo lo que vemos no existe realmente en la forma en que lo vemos. Tiremos del hilo…

A Isaac Newton se le cayó una manzana en la cabeza. Algo bastante contundente. Ni por asomo pensó que la manzana no existía. La ciencia se ha ocupado de los objetos físicos de este mundo desde sus inicios, considerándolos como objetos sólidos pesables, medibles, «partibles» en partículas más pequeñas… de hecho la ciencia emprendió una loca carrera para llegar a descubrir la partícula más pequeña que se escondía dentro del átomo, y todavía sigue ahí, intentándolo, cuando lo que descubre es que cada vez hay «algo» más pequeño, simplemente porque la Naturaleza no decidió un día pararse y dejar de crear en una talla infinitesimal.

Todo es energía

Pero tuvo que llegar la física cuántica para decir que, sorprendentemente, no hay unidades de materia entendidas como solemos hacerlo, y que la realidad, mirada hacia dentro, tiende sospechosamente hacia el misterio… Einstein entendió que la luz era tanto una partícula como una onda. Por lo tanto, no es estrictamente correcto decir que todo es materia, sino más bien, que todo es energía, y que podemos ver los efectos de esa energía en el mundo como cuando tiramos una piedra en un estanque. La piedra desaparece bajo el agua, pero seguimos viendo las ondas que genera.

Así, la realidad es la vibración de la energía. Cuanto más rápida, más sutil nos aparece ese objeto, menos «material», y cuanto más lenta, más sólido aparece a nuestros ojos. Es lo mismo que ocurre cuando miramos la llanta de la rueda de un coche: si gira lentamente podemos apreciar el dibujo, pero si gira muy rápidamente, perdemos ese detalle.

La vibración energética es una fuerza que conforma todo lo existente, desde nuestros átomos, células y órganos a todos los demás seres vivos y todo lo que existe en este mundo, lo veamos o no. Un buen ejemplo es el agua: sabemos que su composición química es a base de moléculas de H2O, y podemos encontrarla en tres estados distintos, líquido, sólido y gaseoso. Nunca deja de ser H2O, pero la vibración de la energía del agua en forma de vapor es más alta que la vibración de la energía del agua en forma de hielo, por eso apenas vemos una y, sin embargo, podemos ver y tocar y manipular sin problemas la otra.

Todo es Uno

Así pues, este mundo en realidad no es materia sólida, lo que vemos es solamente el efecto de la luz y por eso a oscuras, simplemente, no vemos nada. Sin embargo, también a oscuras podemos tocar los objetos, porque la energía y su vibración siguen estando ahí.

Luego, si todo es energía vibrando a distintas frecuencias, si nosotros somos también energía vibrando a distintas frecuencias… está muy claro que cuando decimos «todo es Uno» es a eso a lo que nos referimos, y que es totalmente cierto que estamos interconectados, como si todo el Universo fuera una enorme red eléctrica, una gran telaraña cósmica por la que fluye energía y que está formada, a su vez, de esa energía. Nunca se para, siempre existe el intercambio de energía de un punto a otro. Y las implicaciones de esta verdad son tremendas… pensad solo en la muerte, por ejemplo, que también nos cuesta tanto comprender y aceptar.

Energías en contacto

Lo que ocurre con las distintas energías que entran en contacto es curioso. Porque si son energías similares, se unen y se suman, produciendo una energía más poderosa. Sin embargo, si son energías distintas, con vibraciones distintas, pueden llegar a anularse entre sí. Todos hemos experimentado las «buenas» y «malas» vibraciones y, también, la «química» que existe con personas concretas… y cuando no existe.

Y otra cosa curiosa es la «resonancia armónica». Si dos cosas tienen la misma vibración, cuando una de ellas vibra, hace vibrar a la otra. Es en lo que se basa el uso del diapasón. Y por eso una voz puede hacer estallar una copa de cristal, porque la nota que da está sintonizada con la vibración de los átomos del cristal: las dos energías se unen y hacen que los átomos de la copa se separen y el cristal se rompa. Todos hemos experimentado cómo hay cosas que «resuenan» en nuestro interior…

El superpoder

Sabiendo todo esto, está claro que podemos utilizar la energía, que podemos ayudarnos de ella para mejorar situaciones, estados de ánimo o dolencias físicas. La energía vital que todos tenemos dentro, la que nos hace estar vivos, nos conecta a todo lo que nos rodea, personas, animales, objetos… nos retroalimentamos, en realidad. Y si tenemos esto claro, vamos acercándonos a ver con claridad otras verdades sutiles y difíciles: que todos somos Uno, que todo es «el prójimo», que estamos interconectados y somos interdependientes, que nada de lo que ocurre en este mundo nos es ajeno, ni el dolor ni la felicidad de los demás.

Que la muerte en realidad no existe y se refiere solo al cuerpo, que vibra en una frecuencia más baja, y que aún esto no se destruye ni desaparece sino que solo se transforma, porque lo que vibra no deja de vibrar, lo que es nunca deja de ser.

Y sabiendo cómo canalizar esa energía de alta vibración que nos rodea y cae sobre nosotros cada día como una lluvia fina y vivificante, podemos ayudarnos y podemos ser de ayuda. Podemos entender cómo funciona y utilizarla para el bien. Esa cosa que parece algo tonta de: «te mandaré pensamientos positivos» o «te enviaré energía positiva», no es nada tonto y es totalmente posible y conveniente. Como todo lo demás, depende de nuestra disposición y voluntad.

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Esta nueva forma de ver la realidad, debería enseñarse en las escuelas…

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    1. Gracias por tu comentario, Cenizaceniceros. Quizás un día…

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