Estoy terminando de leer un libro maravilloso «El ojo del Yo, del que nada está oculto», del Dr. David R. Hawkins. Me gusta tanto que lo estoy leyendo poquito a poco, para que me dure. Es un texto apasionante, sorprendente, conmovedor y muy clarificador. Me parece muy difícil hablar de cosas tan complicadas de una forma tan sencilla y comprensible a la primera. Y si podéis leerlo en la editorial El Grano de Mostaza, además, disfrutaréis de una traducción magnífica.
La última parte del libro consiste en varios capítulos con preguntas y respuestas. Como estoy subrayando prácticamente todo, he decidido conservar en este blog sobre la búsqueda algunas de las frases o los párrafos más memorables, que más luz aportan, que mejor clarifican cuestiones complicadas o que, simplemente, más me han gustado.
Espero que disfrutéis de esta lectura transformadora. Y todavía mejor si os hacéis con el libro, por supuesto.
- Objetivos espirituales:
- «La búsqueda consciente de objetivos espirituales es el resultado de una opción y una decisión. En realidad, sólo hace falta estar dispuesto, así como cierta capacidad para salir adelante. Hasta el concepto espiritual más sencillo puede resultar una herramienta sorprendentemente poderosa. La simple decisión de ser amable, de personar y de ser compasivo con toda forma de vida, inclusive con el propio yo de uno, se convierte en un bisturí capaz de extirpar importantes impedimentos para el desarrollo espiritual».
- La humildad:
- «Por medio de la humildad uno puede percatarse de que la mente es limitada, y de que no es capaz de ver todas las circunstancias que envuelven cualquier acontecimiento (…), y si uno decide asumir una visión caritativa de los acontecimientos de la vida, se abren formas alternativas de interpretación de las apariencias circunstanciales y se abren otras opciones».
- «La humildad es de mucho más valor que cualquier acumulación de datos o hechos».
- La felicidad:
- «Cuando uno siente un deseo, puede preguntarse: «¿para qué?» La respuesta es siempre: «… y entonces seré feliz». En realidad, la fuente de la felicidad se halla en el interior. No hay otro tiempo ni lugar para la felicidad que el de este mismo instante».
- Efectos y causas:
- «Tanto lo manifiesto como lo no manifiesto forman un todo integrado. El mundo físico de la percepción es un mundo de efectos. El mundo ordinario no dispone de poder para ser causa de nada. El poder de la causalidad existe sólo en los dominios invisibles».
- Libre albedrío:
- «Como parte del patrón energético que uno hereda al nacer, disponemos de una capacidad innata para la elección y la decisión (…). En el marco de la herencia y la evolución de la persona en el mundo, nos damos cuenta de que uno tiene la oportunidad de perdonar, o bien de odiar y condenar. Se podría decir que la flotabilidad espiritual de la persona aumenta si elige perdonar, y disminuye si opta por el odio».
- La existencia:
- «Toda entidad viviente ama su existencia, no por una cuestión de emotividad, sino porque el gozo de la conciencia es intrínseco a la vida y a toda la existencia. El conocimiento no requiere de pensamiento ni de sentimiento, porque la existencia contiene la cualidad de la conciencia divina. La vida, en sí misma, sabe que existe; pero se dejó atrapar en la identificación que muestra con su forma actual. Desde el nivel de conciencia de la Verdad y la Realidad, la muerte es imposible porque carece de realidad, del mismo modo que la ausencia no es un estado real, sino una descripción mental».
- La verdad:
- «La nada no es algo que pueda suceder. La vida, al igual que la existencia, no tiene opuesto, del mismo modo que la verdad no tiene una pseudorealidad autoexistente y opuesta, tal como la falsedad. La verdad, o está presente o no lo está (…). Sólo lo verdadero es verdadero, no existe nada más. Así pues, todo temor surge del apego a la forma; un apego que se debe a la ilusión que nos hace pensar que la forma es un requisito necesario para la existencia».
- «Toda verdad es subjetiva. No desperdicie la vida buscando una verdad objetiva, porque tal cosa no existe. Y, aunque existiera, no podría encontrarla, salvo que la experimentara de un modo puramente subjetivo. Todo conocimiento y sabiduría son subjetivos. No podemos decir que nada exista a menos que se experimente subjetivamente (…). Cualquier otra posición es una ilusión basada en la dualidad».
- Percepción y Realidad:
- «La Realidad no se basa en la percepción, la duración, la descripción, la forma o la medida. Todo esto son atributos de la misma percepción que, por su propia naturaleza, es transitoria, arbitraria, limitada, ilusoria y dualista».
- «En la Realidad, uno no tiene por qué distinguir entre lo que es y lo que no es, sino tan sólo afirmar que, lo que es, es. De ahí que no haga falta negar lo falso, sino sólo afirmar lo verdadero».
- «En la Realidad, todo está ya completo, y la unidad total se encuentra más allá del tiempo, el espacio, la separación o la definición. Es obvio que nada es causa de nada, en la medida en que esto requeriría una separación dualista en el tiempo y el espacio, lo cual es imposible. Lo manifiesto se hace manifiesto a través de la creación. Las cosas existen debido a su esencia en su expresión como existencia. Todo lo que observamos son condiciones (…). Todas las cosas existen como una expresión de identidad (…), por lo tanto, cada cosa sólo puede ser lo que es gracias a la totalidad del universo entero».
- «No hay una progresión lineal de acontecimientos, secuencias o causas. Todo brilla como brilla en su expresión de existencia. Todo es autoexistente y, por tanto, no depende de ninguna otra cosa fuera de sí».
- Preparar la tierra:
- «Cada pedacito de información contribuye a la comprensión y al reconocimiento intuitivo. La verdad se reconoce. Se presenta ante un campo de conciencia que ha sido preparado con el fin de permitir que la presentación se revele. La verdad y la iluminación no se consiguen ni se alcanzan. Es un estado que se presenta cuando las condiciones son apropiadas».
- La ilusión del ego:
- «En realidad no existe el ego como tal; es algo ilusorio. El ego está compuesto por un conjunto de puntos de vista arbitrarios que suministra la mente y potencian los sentimientos y las emociones (…). Con una humildad absoluta, el ego se disuelve, pues el ego es un conjunto de actividades mentales arbitrarias que ganan fuerza gracias a la vanidad y al hábito. Si uno se desembaraza de la vanidad del pensamiento, el ego se disuelve, pues todo pensamiento es vanidad, todas las opiniones son vanidad. La base del ego es, por tanto, el placer de la vanidad; desconéctalo y se derrumbará».
- «El enjuiciamiento es la gran vanidad de todo ego. La percepción es siempre parcial y está limitada por un contexto arbitrario. En verdad, no es posible juicio alguno».
- «El ego se puede definir generalmente como la fuente y el proceso del pensamiento (…). El pensamiento surge de la carencia; su propósito es la ganancia. En la totalidad, nada carece de nada. Todo está completo y es total».
- «La función principal del ego está organizada en la dirección de su propia perpetuación con el fin de mantener la ilusión de un «yo» separado, sobreviviendo independientemente en su singularidad y existencia. Como consecuencia de esto, el ego está sujeto al dolor, el sufrimiento, el miedo y la muerte».
- «La consecuencia más importante de la función del ego es la creencia de que hay un «hacedor» tras las acciones, un «pensador» tras los pensamientos y un «sentidor» tras los sentimientos. Todo esto son ilusiones que refuerzan la creencia de que uno es una entidad separada y distinta, sujeta a nacer, a morir y al karma. El creer que uno es una entidad separada engendra miedo, que a su vez refuerza los impulsos de supervivencia del ego y sus mecanismos de la codicia, el deseo, la envidia, el orgullo, el odio y la culpabilidad. Para verse como una entidad separada y finita, crea automáticamente una dualidad basada en el «yo» frente al «no yo», el «aquí» frente al «allí», el «ahora» frente al «después», etc.»
- «Sin ayuda, el ego no puede trascender ni disolver sus propios obstáculos y límites (…).. El ego no es malo, ni es un enemigo; simplemente, es una ilusión de la que hay que liberarse para que algo mucho mejor lo reemplace».
- Los problemas:
- «Todos los «problemas» son producto de la mente, y no existen en el mundo».
- La dualidad:
- «La dualidad es la base, artificial y arbitraria, de la ilusión de la separación. Tiene su origen en el posicionamiento que se deriva de la suma de pensamientos, con sus miríadas de juicios, valores, selectividad, prejuicios y opiniones (…). La gente busca orientación fuera en lugar de buscarla dentro (…). La percepción es fuente de errores (…). Las emociones ciegan la percepción y garantizan el error. La dualidad es una separación entre verdad y error, que tiene su origen en la vanidad de la percepción y del ego».
- La mente:
- «Es esencial darse cuenta de que la mente está experimentando en todo momento un punto de vista».
- «El mundo, tal como se ve, sólo existe en la mente del observador. No tiene existencia independiente».
- «La separación en partes sólo tiene lugar en la mente, y no en la Realidad (…). Una consecuencia grave de este proceso mental es que generamos una falsa comprensión de causalidad».
- Conciencia y consciencia:
- «Tomar conciencia de la naturaleza de la consciencia le catapulta a uno más allá de todo problema, limitación y esfuerzo humano».
- Lo imperfecto:
- «La imperfección sólo existe en el pensamiento. En el mundo, no hay imperfección alguna».
- El aprendizaje espiritual:
- «Los niveles de conciencia más elevados se revelan por sí mismos, no se pueden conseguir. El aprendizaje espiritual no tiene lugar en una progresión lineal, como la lógica. Más bien, es la familiaridad con los principios y disciplinas espirituales las que abren la conciencia y la autorrealización. No se aprende nada «nuevo»; más bien, lo que ya existe se presenta a sí mismo como algo completamente obvio».
Gracias por leer hasta aquí. Como dice el Dr. Hawkins y han dicho tantos maestros:
«El sendero es recto y estrecho, no pierdas el tiempo.»
La foto que ilustra esta entrada es de mi paisano menorquín Bernat Mascaró.
