Especie exótica invasora

Polonia considera a los gatos domésticos, a partir de ahora mismo, una «especie exótica invasora». Una institución llamada Instituto de Conservación de la Naturaleza, que forma parte de la Academia Polaca de Ciencias, ha decidido que los gatos que llevan con los humanos toda la vida, ya que fueron domesticados por los egipcios hace 10.000 años, son una especie exótica invasora exactamente igual que los mapaches, por ejemplo. Esta visión «científica» abre un camino muy cuestionable desde la visión ética de la gestión de los gatos que conviven con los humanos, y es el camino fácil, directo y legalmente bendecido del sacrificio en masa.

Siempre se ha dicho que el primer requisito para poder eliminar a alguien sin remordimientos de ningún tipo es despojarle de sus atributos principales. Si le quitas a alguien su alma, si le señalas como a un ser inferior, que casi no es humano (!), alguien que existe porque le dejas y para que te sirva, pero sin derecho propio a la existencia o al bienestar, se hace más fácil justificar según qué crímenes. Esto lo hemos visto muchas veces: en el exterminio de los pueblos indígenas, en la esclavitud y masacre de los pueblos africanos, en el holocausto del pueblo judío… hemos sido capaces de hacerlo con seres humanos…

Si los gatos son considerados animales domésticos, o sea, domesticados, y que viven junto a las personas en el entorno humano, en nuestras casas, en nuestros sofás, o en colonias controladas en nuestros jardines o urbanizaciones… está claro que el sentimiento general de la población no será favorable a masacrar a los gatos, sino a protegerlos, a adoptarlos, a disfrutar de su compañía.

No todos los gatos tienen la suerte de ser adoptados y vivir en un hogar.

Sin embargo, si desde el poder consiguen poco a poco que la gente vaya aceptando la idea de que un gato es una especie exótica invasora, un felino salvaje que asesina diariamente a decenas de otras especies para comer, que es culpable de la extinción de otras especies, que es un depredador masivo y dañino para la biodiversidad… si esas ideas se cuelan lentamente en la conciencia de la gente, será muy fácil, después, que el sacrificio de los gatos sea la única solución viable: hay que defender la biodiversidad y a las otras especies de este peligro inminente.

La masacre de gatos se convierte así en algo plenamente justificado, aceptado socialmente, legal, necesario y hasta moralmente comprensible.

Amigos, el despropósito está servido, y también nuestra vuelta a la barbarie.

La gestión ética

Que la sobrepoblación de gatos es un problema lo sabemos todos. Y por eso mismo todos somos responsables de evitar camadas indeseadas. Y sabemos cómo hacerlo, está inventado, porque siglos de convivencia con los gatos nos han hecho conocerles y respetarles, y la civilización también significa que los animales que viven en el entorno humano tengan derecho a la vida, a la salud, al bienestar y a la protección. ¿Que no hay soluciones rápidas, fáciles y también éticas? Por supuesto que no las hay, pero sí hay buenas soluciones si todos somos conscientes y remamos en la misma dirección.

Y la única forma de hacerlo es el método CES: captura, esterilización y suelta. Y la esterilización es conveniente no solo para los gatos de las colonias que son alimentados por voluntarios de las Protectoras, sino también para los gatos domésticos que conviven en nuestros hogares. La esterilización es buena para ellos, para su salud y su bienestar, tanto si son machos como hembras, y es la mejor forma de evitar camadas indeseadas, para impedir que las pobres gatas, apenas cachorritas ellas mismas, traigan al mundo dos o tres veces al año a cinco o seis gatitos que malvivirán en la calle, serán atropellados, pasarán hambre y frío y sufrirán enfermedades.

¿De verdad, después de 10.000 años de convivencia, solo podemos ofrecerles el sacrificio? Es una vergüenza que seamos capaces, a estas alturas, de plantearnos caminos rápidos y fáciles, aunque éticamente muy cuestionables, como el de la masacre.

10.000 años después, ¿solo podemos ofrecerles crueldad?

Lo que necesitamos son dos cosas: concienciación por parte de la gente, de las personas que tienen gatos y de las que les miran de lejos, o les llevan comida, o simplemente se preocupan por su bienestar aun sin convivir con ellos. Necesitamos, todos, ser conscientes de que es imprescindible esterilizarles.

Y dos, necesitamos implicación por parte de las instituciones públicas, sobre todo de los ayuntamientos, puesto que son los «propietarios», los responsables directos, de los gatos que viven en la calle.

Concienciación e implicación. Si tenemos ambas cosas, nuestros gatos estarán a salvo, todos, los que comparten sofá y mantita con nosotros y los pobres gatos de las colonias o de la calle que no han tenido tanta suerte. Todo depende de nosotros, no es culpa de ellos si su naturaleza es la de criar dos o tres veces al año. Es responsabilidad nuestra darles las mejores condiciones de vida posibles. El respeto, amigos, es lo que merecen todos los seres vivos… y muy especialmente los que viven en nuestro entorno y sufren por nuestra causa.

Es muy triste ver que Polonia ya ha tomado el camino fácil y ha decidido abrir la puerta al exterminio. También aquí se oyen voces favorables a las soluciones expeditivas, con los mismos argumentos. Es irresponsable y demuestra una tremenda incapacidad, una desidia absoluta, por afinar nuestras exigencias éticas y mejorar la vida de los seres que comparten nuestro espacio. La compasión y el respeto también deben formar parte de las leyes y los principios sobre los que se levanta un país, un pueblo.

Es un fracaso de la civilización, de la aspiración ética de la Humanidad. Uno más, entre tantos. Justo cuando los animales se están convirtiendo en sujetos de derechos, principalmente de los básicos: derecho a la vida y al bienestar, y en tantos sitios se está luchando para que dejemos de tratarles como objetos de los que aprovecharnos.

Muy mal, Polonia. Muy mal.

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