Prestar atención

Es curiosa esta expresión, no sé si lo habéis pensado alguna vez… ¿Por qué decimos «prestar» atención en lugar de «dar» atención? No decimos prestar amor, o prestar amistad, o prestar solidaridad… o incluso prestar animadversión… en general, todo lo que tiene que ver con el trato con los demás se da o se quita. En cambio, no ocurre así con la atención. Veamos si descubrimos por qué.

Prestar, según la etimología, está formada por el prefijo latino prae- (pre-) que significa «antes», «delante».

Además, contiene el verbo stare, que ya conocemos porque hablamos de él en la entrada «El destino y nosotros«, es el mismo verbo que vemos en la palabra «destino», y que significa «estar de pie», «estar fijo». La palabra que construyen en latín el prefijo y ese verbo es praestare, con el sentido de «garantizar», «responsabilizarse»… y realmente eso es lo que puede significar la expresión literal «estar de pie delante de alguien», «estar fijo delante de alguien»… a mí me suena a estar, estar ahí para lo que sea, para lo que se necesite, con todo el sentido y el peso de ese verbo (del que hablamos en «Estar o no estar«).

Vayamos ahora con la palabra atención.

Extender, tender

También viene del latín, attentio, attentionis, y significa, literalmente, «acción y efecto de tener en cuenta o de extenderse hacia el que está hablando o haciendo algo». Está formada por el prefijo ad- (hacia) y el verbo tendere (tender, estirar, tensar).

La palabra «atención» me parece muy importante. Fijaos que está construida igual de «intención», solo que indica una dirección contraria: la atención nos hace extendernos hacia fuera, hacia otra persona o algo externo a nosotros, pero que nos importa, mientras que la intención es hacer exactamente lo mismo, pero hacia nuestro interior, como indica el prefijo in-. Es interiorizar lo que vamos a hacer, hacia lo que tendemos… mientras que la atención es llevar eso a lo que tenemos hacia fuera.

Atención también es prima de la palabra «tensión», provienen del mismo verbo tendere. Algo tenso es algo que está estirado, tensado, y algo «extenso», otra prima, es algo que está muy estirado hacia fuera, que es muy grande y ocupa mucho espacio.

Tensión, intención

Siempre me ha parecido que esas dos primas, tensión y atención, tienen mucho que ver, porque la atención requiere cierta tensión, y también cierta intención. Uno ha de querer estar atento o ser atento, se trata de observar lo que ocurre a nuestro alrededor, de estar abiertos y estar interesados en ello y querer percibir todos los matices, incluso prever, en ocasiones, lo que está a punto de ocurrir, precisamente gracias a esa tensión que requiere la atención.

Pero es algo muy sutil, no es estar pendiente como lo estaría una persona cotilla, o no es estarlo para poder luego comentarlo aquí y allá aumentando el peso del blablabla inútil y nocivo en el mundo… se trata de algo delicado y sutil, de un superpoder que se ejerce incluso en medio del ruido extremo, que no se nota, que pasa desapercibido hasta que actúa, si actúa.

Si estamos en Babia, despistados, absortos en el móvil o aislados de lo que ocurre a nuestro alrededor, la atención es imposible. Si simplemente estamos sin estar, no nos daremos cuenta de nada relevante, nada llegará hasta nosotros. Si vais en metro o en autobús, es un ejercicio interesante observar en qué anda absorto cada cual y quién está atento.

¿No os maravillan esas personas que están sutilmente atentas a todo? Esa capacidad de desplegar una especie de radar que les va dando información de todos los detalles que ocurren a su alrededor y les permite avanzarse a las necesidades de los demás… abrir esa puerta, recoger ese objeto que se le ha caído a alguien, captar ese gesto, ese detalle único que ha durado un segundo y que nadie más ha visto, ofrecer justo lo que el otro necesita en el momento en que lo necesita… Tener en cuenta lo que el otro necesita, o simplemente, tenerle en cuenta. De esto hablamos también en «La delicadeza«, porque atención y delicadeza están muy próximas, y ambas están en el mismo camino que el deseo de perfección, de hacer las cosas bien, como hay que hacerlas, simplemente por respeto a las cosas y a las personas. Y el respeto también es amor.

Bien, llegados a este punto, ¿por qué la atención, en castellano, se presta y no se da? En inglés se dice pay attention, por ejemplo, literalmente, pagar.

El ejemplo

Pienso que es porque la atención que uno recibe tiene que devolverla, no porque así lo espere quien es atento y está atento, sino porque es un deber de quien la recibe. Quizá no haya que devolverla obligatoriamente a la misma persona que nos la presta, aunque sería lo lógico, pero pienso que también puede funcionar como un aprendizaje de vida. Tú me prestas atención y te la devuelvo, pero a la vez, también presto atención a otras personas o a otras situaciones. Gracias a tu ejemplo, me estoy entrenando en el arte de prestar atención y me gusta, porque es gratificante, es una demostración de respeto y cariño y tanto el que presta como el que recibe atención, están satisfechos.

Si esa atención que recibes por un lado la haces crecer y la diversificas, prestándola cada vez a más personas y situaciones, estás consiguiendo un efecto multiplicador muy interesante y muy ejemplarizante. Quizá sea algo que se pega, que otros te pueden copiar porque es una forma de estar en el mundo que funciona, que es agradable y hace más satisfactorias las relaciones y en general, la vida. Es una forma de estar en el mundo que puede extenderse, amplificarse, y que claramente lo mejora.

También es una forma de estar en el mundo que te ayuda a crecer, a aprender, a conocer. Estar atento es fundamental en cualquier aprendizaje, y lo es también en el aprendizaje más importante de todos, el que nos tiene que llevar a un escalón más alto de consciencia y humanidad. No podemos pensar que andaremos el camino y nos será de provecho hacerlo si estamos atolondrados o entretenidos en trivialidades. Sin atención no hay aprendizaje posible, tampoco sin intención.

El préstamo

La atención es un préstamo, una cortesía, una forma de respeto que debe tener ida y vuelta, necesariamente. Después de todo, muchas cosas en esta vida son en realidad préstamos… todo lo es, si lo piensas. Pasamos por la vida pensando que somos propietarios de algo, cuando en realidad, ni siquiera somos propietarios de nuestro propio cuerpo, mucho menos de tierras, casas, objetos, personas, animales o árboles centenarios. Todos estamos aquí de paso, y esos objetos que consideras propiedad tuya tendrán una vida más larga que tú…

La vida misma es un préstamo que hay que devolver, y aquí todos somos usufructuarios, no amos. Un amigo muy querido que ya reposa en el Oriente Eterno, solía decir: «Quien no devuelve lo que recibe es un ladrón». Y me parece cierto.

Prestar atención es importante, nos lo exige nuestro entorno, porque no estamos solos ni somos autosuficientes. Prestar atención nos conecta con el mundo y con los otros, de quienes dependemos, refuerza la interconexión y el cariño, ayuda, reconforta, alimenta el amor, es útil y agradable. Prestar atención es signo de respeto y de amor. La atención de la que somos objeto, igual que los dones de la vida que nos son regalados, hay que devolverlos… no a un dios usurero que nos cobra con intereses, sino a quienes nos rodean y comparten con nosotros este momento único de espacio y tiempo.

Post Data:

Añado una frase que he visto y que me parece hermosa y cierta:

«La atención es la más extraña y más pura forma de generosidad»

Simone Weil

Deja un comentario